El folio en blanco.

Si de algo hablamos estos días, desde la ilusión (los menos) y la desgana (los más) es de la extenuación, el agotamiento y por qué no decirlo, de la irrisoria transición (bendita palabra) en la que nos sitúa el estar sin un gobierno en nuestro país, aunque dada la validez de la mayoría de nuestros políticos, se puede decir que podríamos estar así mucho más tiempo y no se notaría demasiado. 

Pero dado que nuestro ámbito más cercano nos da un pellizquito en el estómago, por aquello de la tierra y esas cosas, debemos (quizás por concentrar objetivos y esfuerzos) echar un vistazo a las circunstancias que tenemos en la Región de Murcia y si éstas son las más acordes para la ciudadanía.

Nuestro país, que duda cabe, atraviesa una de las peores crisis sociales que se recuerdan, ya que lo que acontece no es meramente económico, sino que atañe a muchos más ámbitos que engloban cuestiones tan poco banales como la cultura, la identidad, la moral o la ética. 

Y por todo ello, no se puede decir que la situación sea demasiado halagüeña. Ahora bien, entre no hacer nada, patalear, sufrir en silencio (como rezaba un simpático anuncio televisivo) o rebelarse, está la delgada línea de dejarte querer por los populismos, esos que sabes que no cumplirán nada pero te reconfortan cuando uno, cansado de esperar, estalla.

Ante el despropósito general, el deseo de querer cambiar las cosas, de no conformarse con lo que hay y luchar para que el destino no nos atropelle, tenemos alternativas. 

Pertenezco a una formación política, soy miembro de un órgano directivo de la misma, y desde mi libertad y aun teniendo en cuenta el respeto que profeso por los postulados y directrices que se nos dictan, es obvio que mantengo una opinión personal de aquello que observo y sufro.

Y es que en esta ciudad, en esta región nuestra, soportamos las tropelías de un mal gobierno que sinceramente, ya está durando demasiado. La corrupción campa a sus anchas, el enchufismo es algo ya congénito a nuestra sociedad, tanto que la gente ya ni recuerda cuando la política era otra cosa, y por ello la formación política que ostenta el poder ya más de 20 años se ha convertido en una pesada losa para el progreso de nuestra región. 

En Madrid no nos toman en cuenta, no somos más que un reducto olvidado del sureste peninsular sin ninguna importancia para los intereses del país, según ellos, y claro, eso es algo que pagamos con demasiadas creces todos los murcianos.

Un año es tiempo más que suficiente para ver las costuras de cada uno, su implicación, su responsabilidad y compromiso, y demorar por más tiempo un golpe de timón sería defraudar a aquellos que apostaron por nosotros prestándonos sus votos.

A ellos debemos demostrarles, con hechos y no con palabras que no se equivocaban, y por tanto, es el momento de poner las cartas sobre la mesa y dejar claro al Partido Popular que la deriva de esta región es el antiprogreso alejado de toda modernidad, pues están convirtiendo esta tierra en un auténtico erial (y no sólo por la escasez de agua) gobernándola a golpe de mando y demostrando un sentido democrático, que más que cuestionable pasa inadvertido. 

Se hace preciso que demos una respuesta contundente y exijamos sin cortapisas las contraprestaciones de nuestro pretérito apoyo, para que esta gente que forma el actual gobierno de Murcia deje de campar a sus anchas y en verdad se ocupen del ciudadano y de gobernar contando con los demás, mirando por la gente y dejando a un lado sus intereses, que en algunos casos son más bien oscuros o cuando menos objetables. 

Es hora de que mi partido, Ciudadanos, tome las riendas, asuma sus responsabilidades y no decepcione, insisto, a toda aquella gente que confió en nosotros para cambiar las cosas, es decir, que aquello de la regeneración política sea algo más y no se quede en un mero eslogan que suena muy bien pero que si no se lleva a efecto, no pasa de ser un conjunto de palabras que suenan hueco.

Murcia, por estos derroteros, no tiene futuro, pero el mismo pasa por nuestras manos. Seamos por tanto responsables y actuemos. A no ser que el documento que se le firmara al PP en Murcia fuera un folio en blanco donde ellos dictan y nosotros respaldamos... entonces me callo.

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